Querida [Nombre],
Escribo estas palabras con el corazón pesado, pero con la tranquilidad de saber que es necesario. Hay tantas cosas que quedaron suspendidas en el aire entre nosotros, tantas palabras que se ahogaron en mi garganta cuando decidí alejarme.
No fue fácil tomar esa decisión. Cada día luchaba contra el impulso de buscarte, de rogarte que volviéramos a intentarlo. Pero sabía que, en ese momento, no era lo correcto para ninguno de los dos. El amor, cuando se convierte en necesidad desesperada, pierde su esencia.
Quiero que sepas que no me arrepiento de nuestro tiempo juntos. Los momentos que compartimos, las risas, incluso las discusiones, formaron parte de algo real y significativo. Aprendí contigo, crecí a tu lado, y por eso te estaré siempre agradecido.
Quizás nunca entendiste por qué me fui sin explicaciones completas. La verdad es que no confiaba en mis propias palabras. Temía que si empezaba a hablar, no podría detenerme, y terminaría suplicando algo que ya no nos hacía bien.
Ahora, con la distancia que nos separa y el tiempo que ha pasado, puedo ver las cosas con mayor claridad. Te deseo lo mejor, de verdad. Espero que encuentres la felicidad que mereces, con o sin mí.
Esta carta es mi forma de cerrar un capítulo que quedó pendiente. No espero respuesta, solo necesitaba soltar estas palabras que llevaba guardadas por tanto tiempo.